Luis Juez (Frente Cívico) ya mostró oficialmente sus cartas para el juego electoral que se viene, al proponer una alianza "institucional" a las autoridades de la UCR, aunque esa posibilidad, que hoy se vislumbra bastante lejana, está sujeta principalmente al resultado de las internas del radicalismo previstas para el 26 de abril y a la estrategia electoral que luego fije el Congreso partidario. Pero las resistencias a la probable confluencia política no parten sólo desde la UCR, donde la mayoría de los intendentes y varios dirigentes (Carlos Becerra, Ramón Mestre) impulsan llevar listas propias para senadores y diputados nacionales, con la pretensión de tratar de recuperar identidad propia y "fortalecer" al partido. También en el Frente Cívico, los juecistas "paladar negro" no quieren saber nada de un acuerdo con el radicalismo e intentan convencer –hasta ahora en vano– a Juez para que desista de esa estrategia, que consideran equivocada. El propio Juez admite que hacia adentro de la coalición opositora rema en soledad para imponer su idea aliancista, aunque se sabe que el peso de su opinión es decisivo para fijar el rumbo de esa fuerza, conducida desde siempre con una fuerte impronta individual. "Es real, los dirigentes y la militancia no quieren saber nada de los radicales, pero mi olfato me dice que tenemos que hacer el intento para ensanchar el Frente Cívico y lograr en Córdoba un triunfo contundente sobre el kirchnerismo", insiste Juez, para justificar su convite formal a la UCR, que todavía no tiene fecha fijada para la primera ronda de diálogo. El ex intendente capitalino reconoce que a esta altura las posibilidades de avanzar en un acuerdo con el radicalismo "son muy complicadas", pero le ha advertido a su gente que igual insistirá en esa dirección hasta agotar las chances. No obstante, también les aclaró que no tiene pensado subordinar totalmente sus próximos pasos a los tiempos de la UCR, porque considera que Córdoba "no es una isla" y que los posicionamientos opositores que se vienen dando a nivel nacional para enfrentar al kirchnerismo precipitarán también definiciones en Córdoba. A diferencia de 2007, cuando intentó cooptar individualmente a dirigentes radicales, ahora Juez quiere un diálogo institucional y "a la vista" de todos los cordobeses, pero tampoco quiere quedar enredado en la atomización que sufre hoy la UCR, donde arribar a cualquier definición orgánica consume meses de debate. "El plan A del Frente Cívico es ir solos y con candidatos propios. Si lo de la UCR se da, mejor, pero si no, avanzamos con lo nuestro", repite el principal referente de la oposición provincial, que será candidato a senador nacional. Rechazo interno. Sin la efervescencia que ese mismo debate genera en la estructura de la UCR, que no tiene un líder indiscutido que marque el rumbo, puertas adentro del Frente Cívico también se tejen innumerables especulaciones respecto de si Juez no volverá a equivocarse como en 2007 al apostar sus fichas a un acuerdo electoral con la UCR. La amplia mayoría de operadores y segundas líneas juecistas que suscriben esta idea interpreta que Juez directamente pierde el tiempo esperando a los radicales. "Si ganamos junto a ellos, después les van a crecer alas y nos van a pedir más espacios creyéndose los padres de la victoria. Si vamos solos, ganamos igual, y aunque sea por menor diferencia, no le vamos a deber nada a nadie", razonan, priorizando la cohesión interna. Además, los juecistas de la primera hora –menos el propio Juez– consideran que un probable escenario de cuatro listas (juecismo, UCR, PJ y giacominismo-kirchnerismo) no necesariamente debilita al Frente Cívico y su aspiración de lograr un triunfo electoral contundente. "Con los radicales saliendo terceros de nuevo y Giacomino apadrinando una lista K, ¿quién de ellos podrá plantarse como alternativa provincial a Juez en 2011? Ganando solos, devaluamos dos futuros rivales de un solo golpe", se entusiasman alrededor del líder de la coalición, entreverados en cálculos a largo plazo. Juez, por su lado, tiene otra mirada. Dice "entender" el pedido de sus dirigentes de conservar más espacios propios y no abrirse tanto a potenciales aliados, pero ve en la elección de octubre la chance de que Córdoba atraiga todas las miradas nacionales infringiendo una derrota amplia al kirchnerismo. En este caso, sobrevuela el fantasma de lo que ocurre en Buenos Aires, donde el voto opositor se reparte entre el tridente peronista Felipe Solá-Mauricio Macri-Francisco de Narváez, por un lado, y Elisa Carrió-UCR, por el otro, lo cual acrecienta las chances de los Kirchner de dar pelea. Juez quiere eliminar en Córdoba cualquier posibilidad de resurrección K. El jefe del Frente Cívico evalúa que ganando bien la elección (aunque sea por margen menor) en lo personal saldría "hecho" y quedaría bien posicionado para su segundo intento de ser gobernador, en 2011. Pero en contexto, imagina que con la UCR de su lado puede recoger más del 60 por ciento de los votos y alcanzar, para sí y también como posibilidad tentadora para varios dirigentes radicales (¿Mario Negri, Oscar Aguad?) una proyección nacional para cuando se empiece a discutir el pos kirchnerismo.
Fuente: La Voz - Domingo 15 de febrero de 2009
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