
Pasaron tres años y medio. La última vez que Raúl Alfonsín efectuó una visita pública a la ciudad de Córdoba, habló en una tribuna académica y otra política.
Fue el jueves 13 de octubre de 2005, en plena campaña para las elecciones legislativas que se efectuaron 10 días después. Invitado por la Universidad Católica de Córdoba (UCC), el ex presidente habló de la realidad nacional en el auditorio de esa casa de altos estudios. Luego, al caer la noche, el escenario fue otro: se pronunció en el salón principal de la Casa Radical, ante unos 250 correligionarios que lo apaludieron con nostalgia.
Estaban desde el ex gobernador Eduardo Angeloz hasta simpatizantes anónimos, pasando por la Juventud Radical y la Franja Morada, los más estentóreos a la hora de vitorear al jefe con el clásico “¡Alfonsín, Alfonsín”! Leal a su libreto histórico, el “Alfonso” rescató la importancia de respetar las instituciones, promover la educación y asegurar “el diálogo entre los partidos para fortalecer la patria frente a las amenazas externas”.
Faltaba poco para las urnas, el radicalismo corría de atrás en casi todo el país –en Córdoba también– y el hombre azuzó a los suyos: “Los medios de comunicación nos consideran minoría, pero ya van a ver que en 2007 vamos a estar discutiendo el poder en el país”. Previamente, en diálogo con este medio, Alfonsín admitió que la UCR había perdido consenso social y lo atribuyó al fracaso del gobierno de la Alianza.
Al volver sobre Córdoba, respaldó la coalición electoral que formó ese año el radicalismo con los socialistas. “Si con alguien podemos hacer una alianza –dijo– es con el socialismo, ya que nos unen los mismos principios democráticos”. Por cuestiones de marketing electoral, Alfonsín no compartió demasiados momentos con los candidatos del partido, que procuraban proyectar una imagen poco vinculada al pasado en busca del voto independiente. Igualmente, mostró toda su vitalidad en la Casa Radical, donde recibió abrazos y aplausos, mientras en las paredes retumbaba “¡Alfonsín, Alfonsín!”.