Los radicales postergaron los plazos de la interna para seguir negociando una forzada unidad, como otras veces; pero con más tensión de lo habitual.
Y con cierto aire de desesperanza, porque el partido está mal y sus propios dirigentes admiten que falta racionalidad.
La UCR parece fagocitada por su interna y derrotada por sus propios fantasmas. Unos celebraron y otros lamentaron que no haya alianza con el Frente Cívico.
Pero en la carta en la que les dijo adiós, Luis Juez los zamarreó a todos, sin piedad.
Los trató de lentos, de pequeños, casi de autistas. Hacia adentro del partido lo que no se ven son ganadores.
Mario Negri perdió en el intento aliancista porque ni siquiera le dejaron reunir el Congreso Provincial.
Renunció a postularse, pero su gente fue a reclamar por él.
Ramón Mestre amagó con dar la madre de las batallas por la renovación, para decir luego que se apartaba de las listas, tras ganarse el enojo de casi todos.
Los otros grupos no tienen mucho que festejar. Ni siquiera tienen candidatos fuertes para encabezar la boleta. De hecho, que entre todos no encuentren un candidato a senador, es elocuente.
Fuente: La Voz - Sábado 28 de marzo de 2009
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